“Con Rusia. 16 de marzo día del referéndum”. Esto rezan los carteles en Crimea. “Con Rusia”. No hay ninguno con el lema “Sin Rusia” o “Por libre”. Un referéndum lo convoca quien va a ganarlo y en Crimea queda espacio para pocas formalidades. Menos de tres semanas después de que tropas sin el uniforme del ejercito ruso y a las ordenes de Moscú tomarán por la fuerza el control del parlamento de Crimea e instalado un gobierno prorruso, el millón y medio de electores de Crimea están llamados a votar el domingo.
En principio la elección no es entre Si o NO. Se trata de dos preguntas a responder marcando una casilla:
¿Aprueba la reunificación de Crimea con Rusia como parte de la Federación Rusa?
¿Aprueba la restauración de la Constitución de Crimea de 1992 y el estatuto de Crimea como parte de Ucrania?
La constitución de 1992 adoptada después de la desaparición de la Unión Soviética en 1991 pero rápidamente abolida preveía para la península un estatuto de estado independiente dentro de la República de Ucrania.
Hoy Crimea tiene su propia Constitución, su parlamento y un gobierno. Tiene el estatuto de República autónoma, pero debe someter sus decisiones a la aprobación del gobierno central ucraniano. Las formas de escrutinio dejan poco margen de duda sobre cual va a ser el resultado del referéndum.
Si como es previsible el referéndum ratifica la vinculación de Crimea a Rusia, Crimea será declarada “estado independiente y soberano con una forma de gobierno republicana”. El guión está escrito. El parlamento ruso hará un proyecto de ley el viernes que viene. Permitirá incorporar a la Federación Rusa un territorio extranjero que ha expresado su deseo de ser parte de Rusia en caso de fracaso del estado al que pertenecía anteriormente.
