No llevan ninguna identificación ni bandera en sus uniformes pero nadie duda de su procedencia. El Ejército ruso ha vuelto a movilizar más tropas en la península ucraniana de Crimea.
Un despliegue que según Moscú pretende garantizar la seguridad de los rusos que viven en la región pero que para el Gobierno interino en Kiev es un intento de ocupación.
La guardia fronteriza ha detectado movimientos militares en la frontera y alrededor del puerto de Sebastopol donde Rusia tiene su base marítima en el mar Negro. Los blindados patrullan las calles y cercan las instalaciones militares ucranianas.
La situación es cada vez más tensa y en las últimas horas ha habido importantes defecciones como la del jefe de la Armada ucraniana, el contralmirante Denis Berezovski, que se ha pasado al otro bando.
Mientras las autoridades de Crimea siguen desafiando a Kiev, el nuevo primer ministro, Arseni Yatseniuk ha declarado que la península no se entregará a nadie.