Dibuja una sola nube lo suficientemente grande como para abarcar el Sistema Solar, desde el Sol hasta más allá de la órbita de Plutón. Ahora imagina muchas de esas nubes orbitando en un vasto anillo en el centro de una galaxia distante, oscureciendo de vez en cuando la luz de rayos X producidos por el agujero negro masivo en el interior de la galaxia.