Es un proyecto de ley que prepara el Gobierno español para facilitar la nacionalidad a los descendientes de los sefardíes expulsados de España en 1492. Esta nueva legislación prevé simplificar el procedimiento en base a criterios todavía por confirmar y, a diferencia de la actual, sin obligar al solicitante a renunciar a su otro pasaporte.
Las embajadas y consulados de diversos países del mundo han registrado ya las primeras consultas sobre el proceso y las legaciones de Tel Aviv y Jerusalén se han visto desbordadas.
“El siguiente paso será saber cómo conseguir la ciudadanía, cuándo se declara, cómo se declara, qué documentos hay que presentar, con qué autoridades de qué Estado tenemos que tratar el asunto”, ha dicho el líder del Concilio Sefardí de Jerusalén Abraham Haim.
Según las asociaciones que los agrupan hay unos tres millones y medio de sefardíes en el mundo. El diario israelí Haaretz ha lanzado ya los primeros reparos a esta ley entre ellos si un país como España podría asumir tan repentinamente tanta población.