Bosnia vive su peor conflicto social desde las guerras de los Balcanes de los 90. Las protestas que comenzaron la pasada semana han continuado este lunes. En Sarajevo los manifestantes han pedido la dimisión del ente croata-musulmán que está al frente del país y que ya ha propuesto adelantar las elecciones previstas para octubre. Desde que empezó la oleada de indignación ya han dimitido cuatro gobiernos de los diez cantones que forman el territorio.
“Es muy difícil predecir la situación a partir de ahora porque estamos en aguas desconocidas. Es la primera vez que Bosnia-Herzegovina tiene un levantamiento social así y creo que dependerá bastante del modo en que los políticos locales actúen pero también del futuro compromiso de la comunidad internacional”, explica Srecko Latal, analista político.
En ciudades como Tuzla algunos trabajadores se han encerrado en fábricas por temor a que el dueño venda la maquinaria. Los ciudadanos se quejan de una situación que consideran insostenible, con retrasos en el cobro de los salarios, cerca del 40% de la población en paro y el 20% bajo el umbral de pobreza.