Activistas de Greenpeace se han encaramado a la Estatua de la Libertad de Budapest. Con esta acción protestan contra el proyecto para instalar dos nuevos reactores en la central nuclear de Pax, la única de Hungría.
El proyecto se basa en un acuerdo, firmado en secreto por el primer ministro húngaro, Víctor Orban, con el presidente ruso, Vladimir Putin, en virtud del cual Moscú concederá un crédito a 30 años a Budapest para ampliar la central nuclear.
“Si ahora nos metemos en esta megainversión y gastamos todo nuestro dinero, no vamos a aprovechar las oportunidades ligadas a las energías renovables y a la eficiencia energética. Y, sobre todo, el país va a tener que cargar con un enorme crédito”, dice Brigitta Bozsó, de Greenpeace.
Hungría ya depende en gran medida del petróleo y el gas rusos, y en opinión de la organización ecologista, el acuerdo nuclear con Moscú supondrá 60 o 70 años más de dependencia. La última palabra la tiene ahora el Parlamento húngaro, donde este lunes se ha empezado a debatir el proyecto.