El Gobierno ucraniano considera a Dimitro Bulatov sospechoso de organizar “disturbios masivos” durante las protestas de Kiev. Secuestrado durante ocho días según su propio relato, Bulatov se recupera de sus heridas en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de la capital.
“A pesar de que no hay una sola parte de mi cuerpo que no me duela, a pesar de que me llenaron la cara de cortes y de que me amenazaban con arrancarme un ojo, me cortaron un trozo de oreja, me crucificaron, me clavaron a una puerta y me golpearon al mismo tiempo que sostenía un saco en la cabeza… A pesar de todas estas cosas y otras torturas crueles, quiero decir que no podemos dejarnos intimidar, y que nada nos va a detener”, señala Bulatov.
El testimonio y la imagen de Bulatov han provocado una ola de indignación tanto nacional como internacional.
El exdiputado ucraniano Taras Chornovil considera que “es uno de esos casos que tendrían que ser llevados a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Lo que hicieron con Bulatov, lo que hicieron con el cosaco desnudo, son crímenes para la Corte Internacional de Justicia”.
La policía considera que la desaparición de Bulatov podría haber sido orquestada por la oposición para inflamar la situación en Ucrania.