Tras numerosos avances y retrocesos, la cita internacional de Ginebra II tratará de encontrar una solución política al conflicto sirio. La alianza opositora, encabezada por Ahmed Yarba, se reunió el martes por la noche con el secretario general de la ONU.
Es la primera vez que el Gobierno de Bachar al Asad acepta participar en un proceso negociador con la oposición. Aunque Damasco ha dejado claro que la cuestión del presidente y del régimen sirios es una línea roja, y por lo tanto innegociable.
Las negociaciones se antojan difíciles y estarán marcadas por la ausencia de Irán, país al que la ONU retiró la invitación tras la amenaza de la oposición de boicotear la cita.
Estados Unidos y Rusia difieren sobre la participación de Teherán en la conferencia. Como condición, Washington exigía a Irán el reconocimiento del comunicado de Ginebra I, que prevé un gobierno de transición para Siria. Rusia, por su parte, considera esta ausencia un error.
Las delegaciones de 39 países buscarán en la ciudad suiza de Montreux la manera de detener una guerra que ha costado la vida a más de 130.000 personas desde marzo de 2011.
Para Serguéi Lavrov, la ausencia de Irán plantea dudas de cara a la cumbre. “Por supuesto que es un error, ya lo he dicho, pero no es una catástrofe.”