Este lunes ha entrado en vigor el histórico acuerdo nuclear con Irán y, casi de inmediato, la Unión Europea ha decidido suspender parte de las sanciones contra Teherán. A mediodía, en presencia de los inspectores de la Agencia Internacional de la energía Atómica, Irán interrumpía el enriquecimiento de uranio al uranio al 20 por ciento.
“Las centrifugadoras seguirán produciendo uranio al 5 por ciento. Ninguna dejará de funcionar en los próximos seis meses”, aclara Behrouz Kamalvandi, portavoz de la Organización Iraní para la Energía Atómica.
El acuerdo supone un respiro para la deteriorada economía iraní, que podrá repatriar 4000 millones de dólares que tenía congelados en cuentas extranjeras y exportar sin restricciones productos petroquímicos y oro. La noticia acapara las primeras páginas de la prensa y provoca reacciones favorables en la calle:
“El nuevo clima podría favorecer unas negociaciones directas con Estados Unidos. Esta hostilidad no interesa a ninguna de las dos partes”, opina un hombre.
“La gente ha perdido buena parte de su poder adquisitivo. El dólar estaba alto. La gente no podía comprar bienes. Pero creo que ahora la cotización del dólar caerá”, dice otro iraní.
Comienzan ahora un periodo de seis meses en el que Irán y el grupo de los 5+1 tendrán que negociar un acuerdo más duradero que acabe definitivamente con una década de conflicto nuclear.