Doscientos mil policías y más de 160.000 soldados desplegados en Egipto en el segundo y último día del referéndum sobre la nueva Constitución. La seguridad ha sido máxima en esta cita con la urnas, crucial para el general Abdel Fatah al Sisi, el hombre fuerte del país. La consulta se ha convertido en un plebiscito sobre su figura y sobre la transición diseñada por los militares, tras derrocar a Mohamed Mursi.
Se espera una victoria aplastante del “sí”. Lo importante será la tasa de participación. Los Hermanos Musulmanes llamaron al boicot. En dos días de referéndum ha muerto al menos 9 personas y han sido detenidas más de 350, la mayoría miembros de la Hermandad.
La nueva Constitución refuerza el papel del Ejército al tiempo que elimina las cláusulas que en el anterior borrador abrían la puerta a una islamización de la sociedad egipcia. “Al Sisi quiere que vuelva a haber equidad entre hombres y mujeres, con las mujeres que trabajan, los jubilados y los ancianos. Son leyes que van en la buena dirección”, dice una mujer.
Por un lado están los que apoyan la Constitución, porque la consideran el inicio de una etapa mejor y, por otro, los que se oponen, porque la consideran la confirmación de la hegemonía militar sobre la vida política. Entre ambos, hay un tercer grupo, que ha decidido no participar en el referéndum para expresar su malestar por la situación en la que se encuentra el país.