Tienen el mismo objetivo pero unos se sitúan al margen de la ley. El Gobierno mexicano ha pedido el desarme de los grupos de autodefensa del Estado de Michoacán.
Sus miembros luchan contra los cárteles de la droga, el principal el de los Caballeros Templarios. El lunes unos 100 ciudadanos armados se hicieron con la pequeña ciudad de Nueva Italia. Además controlan otros enclaves rurales del territorio.
Para el Ejecutivo, la situación ha ido demasiado lejos. “A los grupos de autodefensa se les emplaza para que regresen a sus lugares de origen y se reincorporen a sus actividades cotidianas. La seguridad de sus comunidades estará plenamente a cargo de las instituciones”, ha expresado Miguel Ángel Osorio, ministro de Interior.
Pero mientras las fuerzas federales del país desarman a miembros de los grupos de autodefensa, su decisión final no está clara. Algunos de sus líderes dicen que están con el Ejército y que no van a deponer armas, otros ofrecen su colaboración.
