Big Bang es el nuevo fenómeno de la música pop en Corea del Sur. Desde su aparición en 2006, el grupo ha recibido numerosos premios, entre ellos, al mejor grupo masculino, a la mejor canción del año y al mejor disco.
Pero Big Bang no solo es conocido por su música. Los integrantes de la banda se han convertido en verdaderos iconos de la moda tanto en Corea del Sur como en otros países.
“El hecho de que la gente se fije en lo que hacemos, ya sea respecto a la moda, la música o la danza, nos hace sentir bien porque sabemos que, de alguna manera, inspiramos a esas personas. Nosotros también seguimos a nuestros artistas favoritos para ver cómo se visten o cómo bailan”, explica Taeyang, uno de los miembros del grupo.
Big Bang estuvo de gira en 2013 en Japón donde tuvo un gran éxito. Algunos de los chicos del grupo también han empezado una carrera en solitario. Es el caso de G-Dragon y Taeyang. El disco en solitario de éste último, “Ringa Linga”, se ha convertido en un verdadero fenómeno musical en varios países asiáticos como Taiwán, Malasia o Vietnam.
El éxito internacional de Big Bang ha empujado a muchos jóvenes a prepararse para convertirse también en una estrella del pop.
Jessica Darren, indonesia de 22 años de edad, llegó a Seúl el pasado mes de junio para recibir clases de danza y canto. Jessica empezó a aprender coreano dos años antes. “Mi sueño es ser una estrella de la música en Corea del Sur. Quiero conocer a todos los artistas surcoreanos y vivir como uno de ellos”, asegura.
Muchos de estos jóvenes llevan años preparándose. Algunos ya han podido alcanzar su objetivo, como el grupo Girls Generation que llevaba cinco años trabajando antes de subirse a un escenario.
“Cada vez más estudiantes extranjeros que quieren ser artistas vienen a Corea del Sur porque saben que aquí tienen más oportunidades de poder encontrar a los responsables de las agencias que necesitan, explica el dueño de una de las agencias en las que se preparan los jóvenes. Saben también que esas agencias tienen contactos en las escuelas de danza y canto”.
La japonesa Saki Watanabe trabaja en un restaurante. Buena parte de su salario lo invierte en unas clases de canto. “Quiero aprenderlo todo sobre el fenómeno de la música pop en Corea del Sur por ello trabajo con un profesor surcoreano para aprender, por ejemplo, qué quieren decir las letras de las canciones. Todo esto sería imposible aprenderlo en Japón. Creo que he tomado la buena decisión viniendo aquí”, afirma Saki.
Muchos grupos surcoreanos cuentan con miembros extranjeros. Algo que puede facilitarles el éxito en otros países. “Las agencias pueden ahorrar así dinero a la hora de promocionar a los grupos en el extranjero y después utilizar ese dinero para diversificar, por ejemplo, el concepto de las bandas, explica el crítico de música Noh jun-Young. Además el tiempo de preparación de esos miembros extranjeros es reducido porque normalmente ya se encontraban en Corea del Sur preparándose y, por lo tanto, ya han podido adaptarse a la cultura local”.
La industria musical surcoreana ha batido récords en los últimos años y piensa seguir haciéndolo. Algunas agencias invierten hasta 300.000 euros en la preparación de sus próximas estrellas.