Un día más, la ciudad iraquí de Faluya es escenario de violentos enfrentamientos entre el Ejército y los militantes vinculados a Al Qaeda que se han hecho con su control. La situación ha provocado la escasez de alimentos, medicinas y carburantes.
El primer ministro Nuri al Maliki ha pedido la colaboración ciudadana para evitar un asalto militar: “Hago un llamamiento a la gente de Faluya y a los líderes tribales para que se unan y rechacen la presencia de esos criminales. Faluya ha sido testigo de lucha y destrucción muchas otras veces y no queremos que esta ciudad siga sufriendo. No vamos a emplear la fuerza siempre y cuando las tribus estén listas para luchar contra Al Qaeda y expulsarlos”.
En los últimos días, más de 13.000 familias han escapado de la violencia, según la Cruz Roja iraquí. Los civiles están abandonando tanto Faluya como Ramadi, en la provincia suní de Al Anbar, para buscar refugio en Kerbala, de mayoría chií.
“Venimos de la provincia del Al Anbar porque la situación se ha deteriorado. Hay muchas familias desplazadas”, relata un iraquí.
Irak sufre un rebrote de la violencia sectaria y de los atentados terroristas. En 2013, cerca de 9.000 personas perdieron la vida. La inmensa mayoría eran civiles.