Siete años después del ingreso de sus países en la Unión Europea, los ciudadanos rumanos y búlgaros podrán desempeñar su labor profesional sin necesidad de un permiso de trabajo en todo el territorio comunitario. Con la llegada de 2014, han desaparecido las restricciones que se les aplicaban hasta ahora en algunos Estados miembros.
La medida preocupa a países como el Reino Unido, que teme una llegada masiva de inmigrantes.
“Yo creo que esto es más un juego político o una manera de exagerar las cosas. No creo que los rumanos vayan a invadir Inglaterra”, afirma Damian Draghici, senador y consejero del primer ministro rumano.
El Gobierno de Bucarest descarta que vaya a haber una ola de inmigración a partir del 1 de enero. Una opinión compartida por el empleado de una empresa de autocares: “La mayoría de la gente que quiere trabajar en el extranjero ya está allí. Nosotros esperamos, tras la apertura del mercado, que las reservas aumenten, tal vez, en un 10 por ciento”, dice.
Para desalentar la inmigración, el Reino Unido ha comenzado a aplicar una serie de medidas que limitan los beneficios sociales a los ciudadanos comunitarios.
El parlamentario británico de la oposición, Keith Vaz, cree que es necesario elaborar una estrategia que regule la libertad de movimiento y establezca restricciones para ir a trabajar al Reino Unido. “A menos que lo hagamos bien, tendremos más dramas y crisis en el futuro”, añade.
La Unión Europea considera que restringir el libre movimiento de trabajadores europeos no acabará ni con el alto desempleo ni con la crisis.
