El sacerdote francés Georges Vandenbeusch parecía cansado pero en forma, a su llegada a Yaundé, capital de Camerún.
Había sido liberado horas antes, tras pasar mes y medio secuestrado por el grupo radical islámico Boko Haram, próximo a Al Qaeda.
Esto es lo que ha sentido durante su cautiverio.
“Terrible aburrimiento, tristeza y enfado porque estoy muy ligado a la gente de la parroquia en la que trabajaba. Y, por la gracia de Dios, a veces un poco de paz. Estoy seguro de que mucha gente ha pensado en mí, ha trabajado y rezado para que todo saliera bien”.
El sacerdote católico, de 42 años, fue secuestrado en un monasterio próximo a la frontera nigeriana. Se cree que pudieron llevarlo a aquel país.
Las circunstancias de su liberación no están claras. Francia asegura no haber pagado ningún rescate.
Vivía en Camerún desde 2011, donde prefirió quedarse a pesar de las advertencias sobre lo peligroso de la zona.
El miércoles por la mañana Vandenbeush será recibido por François Hollande y sus familiares en una base miltiar próxima a París. El presidente francés ha recordado que seis compatriotas permanecen secuestrados en Mali y Siria.