Los austriacos no están contentos con el nuevo Gobierno de coalición propuesto por los partidos tradicionales, los socialdemócratas del SPÖ y el Partido Popular (ÖVP).
Acostumbrados a obtener entre los dos una gran mayoría de los sufragios desde la Segunda Guerra Mundial y a formar una gran coalición que dominaba el panorama en 41 de los 68 años desde entonces, en los últimos comicios apenas alcanzaron el 50,8% de los votos.
Aunque las encuestas dan este Gobierno, que se ha repartido igualitariamente los ministerios, como el preferido por los austriacos, no lo es por sus propuestas sino porque la alternativa era integrar al ultranacionalista y xenófobo FPÖ, que se hizo con un 20%.