Habría ya más de 300 muertos, solamente en los enfrentamientos registrados en esta última semana.
Muchos ciudadanos siguen buscando a sus familiares desaparecidos entre los cadáveres recogidos por la Cruz Roja.
La desesperación es total. Los milicianos mulsulmanes, los Séléke campan a sus anchas y disparan a diestro y siniestro como los grupos de autodefensa cristianos, los llamados anti-Balaka.
Todo pese al despliegue de los soldados franceses que intentan devolver la calma a las calles de Bangui, la capital del país.
El objetivo principal de las tropas galas es garantizar un corredor seguro en las carreteras que enlazan con Camerún y el Chad.
También el aeropuerto de Bangui, uno de los lugares en los que muchos civiles se han refugiado, huyendo de la violencia.
Se calcula que el 10% de la población total del país ha abandonado sus hogares.