Desde hace cinco años, las teleseries turcas irrumpen con fuerza en el mercado audiovisual en todo el mundo.
Turquía exporta contenidos televisivos a sus países vecinos, pues cada episodio tiene un coste altamente competitivo en el mercado internacional.
Sin embargo, en algunos países como Pakistán se produce un choque con los valores islámicos conservadores.
Un culebrón que no solo afecta a la moral, sino que además pone en peligro a la industria televisiva local.
El actor Abid Ali sabe que la competencia es ruda y las producciones turcas son demasiado atractivas para el público en Pakistán:
“Turquía tiene producciones caras y nuestra industria no puede permitírselas… Además no estamos preparados, estamos pasando por una situación social, política y económica difícil y para nosotros es un gran reto Pues al final nuestras producciones no logran tanto éxito.”
Las faldas cortas y escotes de las actrices turcas suponen un agravio para la moral paquistaní.
Javeria Abbasi, actriz paquistaní, ve peligrosa la competencia de las producciones extranjeras:
“Si nuestras actrices aparecieran por televisión vestidas de esa manera, todo el mundo se opondría en el país. Sin embargo la gente acepta las telenovelas turcas, pero es un error. Si nuestros jóvenes dan de lado a la cultura paquistaní y a la literatura en urdu entonces no llegarán a adoptarla. Creo que las teleseries turcas no están bien y deberían dejar de importarlas.”
En algunos países árabes hay una verdadera fiebre por los melodramas turcos. “Plata”, “El valle de los lobos” o “El siglo magnífico” son algunos de los títulos de mayor éxito.
Pero en Pakistán, los culebrones turcos se han vuelto un asunto preocupante que se debate incluso en el Senado, donde no se ve con buenos ojos la influencia de Occidente.
Athar Waqar Azeem es responsable de la programación de un canal paquistaní :
“Si me preguntan acerca de drama turco, creo que traen aire fresco. Las localizaciones son bonitas y el público aquí lleva viendo los mismos actores durante años. Ahora, la gente puede ver caras nuevas y experimentar algo nuevo, con los seriales turcos. Por eso atraen a tantos espectadores en Pakistán, porque realmente aportan algo nuevo.”
Los actores de doblaje son quizá los más beneficiados en la industria audiovisual paquistaní. El gremio de traductores también ha de hacer su tarea, no solo al pasar de un idioma a otro, sino también traduciendo chistes y expresiones culturales.
Para la actriz de doblaje Tasleem Ansari las series turcas no representan ninguna amenaza a la cultura paquistaní:
“No creo que la indumentaria sea el criterio para rechazar esas teleseries. De hecho he visto que en nuestra series también van desapareciendo los vestidos tradicionales.Hace unos días ví por televisión a una actriz local que llevaba una mini falda. Estoy de acuerdo con que las ideas turcas no coinciden con la cultura paquistaní, sin embargo, a la gente les gustan las series turcas y símplemente habría aceptarlo.”
Difícil es ponerle puertas al campo y lo mismo ocurre con las ondas y las antenas parabólicas.
En Pakistán, las autoridades se quejan por la “obscenidad” en las pantallas televisivas.
En Azerbaiyán y en los países balcánicos ven con recelo el éxito de las teleseries turcas y temen una “nueva invasión otomana”.
Samina Ahmed, televidente paquistaní está entusiasmada con los culebrones turcos:
Las series dramáticas turcas son buenas y están cambiando las tendencias. Son muy diferentes de las series paquistaníes e indias. Ahora podemos ver lugares diferentes, caras nuevas más glamurosas y fascinantes.”
Las series turcas se emiten en 73 países de Europa, Asia Central, Oriente Medio y Norte de África, con ingresos anuales de unos 75 millones de euros.
La tendencia sigue creciendo: el drama a la turca pronto llegará a China y hasta América Latina, donde se han comprado los derechos del culebrón turco «Amor prohibido».