Tras una noche de enfrentamientos con las fuerzas del régimen de Bachar al Asad, los rebeldes han conseguido el control de este campo de crudo situado en el noroeste del país cuya producción puede alcanzar los 75.000 barriles al día. Era el último campo petrolero que quedaba en manos de las autoridades sirias.
En el pasado este yacimiento de la provincia de Deir Zur ya había caído en manos de los insurgentes pero el régimen había conseguido recuperar su control.
Ayer, siete facciones islamistas sirias anunciaron su unión en una sola agrupación bautizada como Frente Islámico Sirio a través de un comunicado colgado en las redes sociales.
La nueva agrucpación a la que no pertenecen las dos principales organizaciones yihadistas de Siria, asegura que su objetivo es derrocar al régimen de Asad para la insturación de un Estado Islámico.