Los manifestantes se oponen a uno de los principales puntos a ratificar en esta cumbre ítalo-francesa: el proyecto de construcción de la línea de alta velocidad Turín-Lyon.
Al centro de Roma también ha acudido el Movimiento por la Vivienda, que reivindica el derecho a una vivienda digna.
Las provocaciones han ido en aumento hasta que, tal y como sucedió el pasado 31 de octubre, la policía, que había acordonado una plaza próxima a la embajada francesa, ha intervenido.
Mientras se producían los altercados el primer ministro italiano y el presidente francés discutían, junto a varios de sus ministros, líneas de política económica y migratoria.
Desde hace años, los habitantes de la región de Piamonte, en el noroeste de Italia, se oponen a la construcción del túnel por el que pasará esa línea ferroviaria cuyo trazado ya se ha empezado a construir pese a los numerosos boicots que tratan de impedirlo, criticando su alto coste en plena crisis y su impacto ecológico.
El TAV, el tren de alta velocidad, permitiría cubrir en 4 horas, en vez de las siete actuales, el trayecto Milán-París.