Miercóles sangriento en Bagdad, donde al menos 33 personas han muerto y más de 70 han resultado heridas en una cadena de atentados contra mercados y zonas concurridas de la capital iraquí. Casi todos los ataques, siete de ellos con coches bomba, han golpeado barrios de mayoría chií.
La violencia sectaria y el terrorismo se han disparado en Irak desde principios de año. El mes pasado, diversas acciones contra las fuerzas de seguridad y la comunidad chií dejaron cerca de un millar de muertos, lo que convirtió octubre en uno de los meses más mortíferos de los últimos cinco años. Grupos extremistas suníes próximos a al Qaeda suelen estar detrás de la mayoría de estos atentados. La parálisis política, la corrupción y la ineficiencia de los servicios públicos contribuyen a la inestabilidad del país.
