Los ministros rusos de Exteriores y Defensa llegaron el miércoles Egipto en una visita inédita en décadas a ese nivel. Ambos países tratan de sellar acuerdos en materia de cooperación militar, a la vez que impulsan las relaciones políticas, comerciales y económicas.
Según la prensa de Estados Unidos, que congeló parcialmente su cooperación con Egipto a raíz del derrocamiento del presidente Mohamed Mursi, Moscú tiene la intención de vender armas a su antiguo aliado por valor de 1.000 millones de dólares.
Para arrojar más luz en esta visita, hemos entrevistado al experto político Samir Ghattas.
Euronews
¿Cuáles son las claves de esta visita a Egipto, que incluye a miembros militares y diplomáticos de Moscú... precisamente ahora?
Samir Ghattas
Los políticos estadounidenses han causado seria inquietud y confusión en Oriente Medio y Egipto, especialmente desde el derrocamiento del régimen islamista, lo que llevó a Estados Unidos a nuevas políticas dirigidas a presionar a las fuerzas del Ejército; además de cortar toda ayuda económica y militar tras un cierto periodo.
Esto lleva a Egipto a empezar nuevas relaciones o, para ser más exacto, retomar viejas relaciones con otras regiones del mundo, especialmente con Rusia y puede que más adelante con China, la India y otras potencias emergentes.
Creo que también tienen la necesidad de desarrollar las relaciones económicas entre los países dado que Rusia es el mayor exportador de cereales, uno de los bienes que necesita Egipto.
Euronews
¿Por qué no se considera este paso, que llega tras años de relaciones frías, como un cambio de roles entre Moscú y Washington?
Samir Ghattas
No creo que se llegue a eso, ni que ambos compartan un mismo rol en El Cairo, porque entre Moscú y Washington hay un conflicto tradicional demasiado importante para ello.
Por supuesto los Estados Unidos tienen su propia agenda, diferente a la de Rusia y no permitirá a su rival que ponga los pies en Oriente Medio de nuevo.
A pesar de esto, la presencia de Rusia en Siria y sus fuertes relaciones con Irán, además de su habilidad para invertir en sus relaciones con Egipto, puede llevar a una nueva época entre Rusia y Oriente Medio.
