La Agencia Espacial Europea mira con atención al cielo, donde, este fin de semana, se desintegrará uno de sus satélites al entrar en contacto con la atmósfera tras acabar su vida útil. Se prevé que unos doscientos kilos de chatarra del GOCE (la siglas en inglés del aparato) caigan sobre la superficie terrestre, aunque no se sabe con certeza dónde. Desde la ESA, lanzan un mensaje tranquilizador.
– “En total, desde que se lanzó el Sputnik cerca de 15.000 toneladas han regresado del espacio. La mayor parte se quemó al entrar en la atmósfera. Y por lo general entre el 10 y el 40 por ciento de la masa inicial la atravesó. La velocidad típica que alcanzan en caso de choque es de entre 200 y 300 cientos kilómetros por hora, es una velocidad que se puede alcanzar en autopistas alemanas con un buen coche”, explica el profesor Heiner Klinkrad, jefe del departamento de chatarra espacial de la ESA.
Durante casi 5 años, el satélite ha cartografiado el campo gravitatorio de la Tierra con una precisión sin precedentes. Su labor resultará muy útil para comprender, por ejemplo, la dinámica de los océanos y cómo les afectará el cambio climático.