Amy Winehouse fue una estrella tan autodestructiva como brillante. Fue responsable de popularizar y revivir el soul durante la pasada década y también de acercarlo a las masas, en una época en la que el folk y la electrónica inundaban las pistas de baile, los festivales y las emisoras de radio. Este martes se cumplen dos años de su muerte y aún hay muchos fans que se resisten a dejar que su recuerdo se borre.