El biosensor funciona al medir una pequeña corriente eléctrica que se produce como consecuencia de una reacción electroquímica y que se mide con un amperímetro. Se trata de un dispositivo basado en una tinta conductora que se serigrafía sobre un soporte de plástico que tan sólo mide unos pocos centímetros. La presencia de determinadas enzimas sirve de catalizador, porque reaccionan ante la presencia de unos compuestos u otros y permite conocer las cantidades concretas de cada sustancia. En definitiva, “se provocan reacciones de oxidación que se detectan al provocar una pequeña corriente”,